Partamos de la base de que todo sentimiento es efímero, de
ahí que lo que un día consideramos amable al siguiente pueda ser aborrecible.
Elija la persona objeto de su amor y esté atento a sus rutinas y aficiones.
Desconfíe de redes sociales. Es mejor que la persona elegida forme parte de su
círculo de amistades o conocidos: le resultará más fácil y agradable. Hágase el
encontradizo. Una mirada directa, una sonrisa franca y un roce físico con leve
intención por su parte- y sin rechazo automático de la persona elegida- le dará
seguridad para dar el segundo paso. Invítela a tomar una
copa o un café, dependiendo de la hora del día.
Muestre interés por esa afición
que, si ha sido aplicado, usted tan bien conocerá y procure acortar distancias
mientras desliza su brazo hacia el hombro que tenga más cerca. Estudie
atentamente esta reacción puesto que será determinante: si se retira, deberá
inventar una disculpa para abandonar el lugar y plantearse si quiere intentarlo
más adelante o variar el objeto de su amor.
En caso contrario,
continúe: acaricie con suavidad su clavícula. Si no aprecia resistencia, sea
valiente y atraiga el cuerpo de la persona hacía sí. Sienta el escalofrío y el
placer de unos labios acercándose y buscando los suyos. Notará el cierre de
ojos automático y el estremecedor latido de su deseo. Llegados a este punto, es
importante buscar un lugar cómodo y adecuado para continuar el ejercicio.
Recuerde que están en un entorno público y tendrá que supeditar el decoro a la
urgencia.
Si usted no tenía nada previsto, puesto que intuía que el
ejercicio podría realizarse en dos partes o más, busque un buen hotel. No se
preocupe ahora por compartir la intención: la persona amada se mostrará
dispuesta a colaborar.
Continúe el ejercicio
desde donde lo dejaron: despoje de sus ropas a la persona a amar, busque el
calor de su piel, tóquela, siéntala y lama sus recovecos. Verá cómo el recreo
de la vista va perdiendo importancia frente a otros sentidos: tacto, gusto,
olfato y oído. Si es varón, notará una hinchazón progresiva, circulación
sanguínea anormal y actividad sensorial directa hacia su aparato reproductor.
Si es mujer, sentirá humedad interior y exagerada actividad sensorial de
difícil control no sólo en su aparato reproductor. Escuche los jadeos y susurre
al oído: estimulan el deseo en un cerebro atento.
Acompase ese deseo al de su amado o amada. No tenga miedo ni
se asuste del ritmo frenético que tome el ejercicio. Tarde o temprano acabará. Dependiendo
del género la gráfica del placer será parabólica o expandida. Si están de
acuerdo, repitan el ejercicio. Si están cansados, pueden dejarlo para sucesivos
encuentros.
Desconfíe de las expectativas exageradamente positivas
consecuencia del ejercicio. No piense que el amor le vaya a durar toda la vida.
Deberá cuidar con mimo y atención el objeto a amar a fin de que el sentimiento
se mantenga. Recuerde: si pierde interés, deja de ser amado, si no se cuida,
deja de ser amado, si se elige a otra persona, deja de ser amado. No
descarte la posibilidad del desamor y no olvide la primera frase de la
instrucción.
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