Edgar Humbert, negrura de mis entrañas, carcelero de mi vida . Maldigo el día que entraste en la casa, mi mirada tras las gafas y aquella curiosidad. Yo para ti, Annabel reencarnada; tú para mí, el principio del viaje de los adultos. Te espiaba en el despacho, imitaba tu aire europeo, decadente. Mi madre, ilusionada con tu coqueteo aborrecible y mortal, no pudo ver la intención. La boda de cartón, apresurada, el principio del ardid. Su trágica muerte -segundo paso- me convierte en huérfana a tu merced. Qué satisfacción sentirías al tener el camino despejado, en vía libre. Cómo olvidar tu llegada al campamento, disfrazado de solícito protector en busca de su trofeo. Desamparo. Abuso revestido de adoración en " El Cazador Encantado"; primera parada de un viaje errático de motel en motel, huyendo de tu delito, de las miradas que interrogaban. Pagabas la culpa, la posesión dolorosa con regalos absurdos y lloros poscoitales. Cuánto deseo de burdel adornado de altar, sacrificio y rendición. Cuánta palabrería de diosa para tu prostituta infantil. Después la huida, a merced de otro matarife peor incluso que tú. En qué sucio giñapo me has convertido, Edgar Humbert, verdugo de mi sexo, de mi alma y mi destino.
Y se esconden aquí, arrimados a la sombra, emborronando papeles.
Bitácora de Ana M. Blanco
Páginas
viernes, 7 de diciembre de 2018
viernes, 30 de noviembre de 2018
Las manos
Y súbitamente,
todo empezó a aclarársele frente al espejo. No sólo eran los mechones blancos.
También sus ojos negros se habían vuelto grises. Una brisa fría se coló por la
ventana. Al ir a cerrarla, la piel de los brazos, antes oscura, mostraba ahora
un aspecto pálido que dejaba ver el perfil sinuoso y azulado de las venas.
Recorrió la casa en busca de respuestas. Nada. Volvió la vista hacia el reloj de la pared y
recordó que debía ir a trabajar. Salió a la calle, cada paso le volvía más
ligero, como si flotara. Levantó las solapas del abrigo. Hacía viento. La
palidez de las manos era ya pura transparencia. Su cabeza divagaba, perdida en
nebulosas que no le permitían pensar. Tras varios callejones sin salida,
localizó la oficina. Asintió al saludo
de rostros familiares y bocas de asombro. No le dio importancia. Solo quería
alcanzar su despacho para tomarse una aspirina. Pasó la mañana delante del ordenador,
atento al vaivén de listados infinitos. Persistía la niebla mental. Aunque lo
realmente molesto eran las voces cuchicheando tras el cristal. Le irritaban. Se
levantó furioso y al apoyar las manos sobre la mesa, vio que habían
desaparecido.
viernes, 19 de octubre de 2018
Tea party
Como el aguacero que comienza con pequeñas gotas hasta provocar una inundación. Así suceden los cambios; un abdomen que se ensancha, un niño que nace, una excedencia que se prorroga mes a mes. Y un padre que asciende, conforme va creciendo el niño. Ese que se cría tan bien desde que su madre lo ha dejado todo para atenderlo. Ese ascenso que engorda la cuenta bancaria y los regalos a la abnegada madre, que plantea al de un par de años, agobiada por el olor a Nenuco y las conversaciones de parque sobre nutrición infantil, que quiere volver al trabajo.
Y tras la declaración, un ceño fruncido, una mirada nueva que comienza a vomitar con ira:
-¿Para qué?¿Acaso no tienes suficiente? ¿No ves que en este barrio ya no trabaja ninguna? ¿Quieres volver a los tiempos de tu madre? ¿No te alegras de poder decidir con plena libertad, sin personas ajenas cómo educar a nuestro hijo?
Este es el relato que envié este año para el proyecto de la Diputación de Gipuzkoa, Kultur Dealers, en su tercera edición
Y tras la declaración, un ceño fruncido, una mirada nueva que comienza a vomitar con ira:
-¿Para qué?¿Acaso no tienes suficiente? ¿No ves que en este barrio ya no trabaja ninguna? ¿Quieres volver a los tiempos de tu madre? ¿No te alegras de poder decidir con plena libertad, sin personas ajenas cómo educar a nuestro hijo?
Este es el relato que envié este año para el proyecto de la Diputación de Gipuzkoa, Kultur Dealers, en su tercera edición
sábado, 3 de marzo de 2018
Noqueado
Todo boxeador arrastra una desgracia. Salvo Money. Floyd, alias "Money" sólo recibe golpes de suerte. Contemplo la insolencia, la pose, el desdén con el que mira a su nueva pareja. Pero a él, que sonríe a la cámara como la vida a su estampa, no le afectan los ganchos de alcoba. Levita sobre un mar de abundancia que pudo ser mío y no fue. Difícil olvidar la mirada hambrienta, la guardia mixta con los hombros levantados, protegiendo la barbilla, evitando mi uppercut. Casi me pone contra las cuerdas en aquel apretado 10-9. Yo conseguí mi medalla olímpica; él, su última derrota. En los pasillos, sudoroso, palmeado por todos, luchando por avanzar entre la euforia y los aplausos, la mano que se acerca con un contrato millonario, recibe mi manotazo estúpido, mi rechazo. Y esa mano, ofendida, vuelve el gesto hacia Money que aprovecha la oportunidad. Recoge la pluma del suelo y dibuja en el papel una rúbrica amplia, circular, rimbombante. De triunfador.
A Serafim Todorov, que pudo ser digno de una crónica pugilística de Julio Cortázar, pero para entonces Julito ya no estaba. Este micro es uno más de los que se crearon en el Taller de Microrrelatos de Abusu a partir de obras artísticas originarias del taller de Zubietxe
A Serafim Todorov, que pudo ser digno de una crónica pugilística de Julio Cortázar, pero para entonces Julito ya no estaba. Este micro es uno más de los que se crearon en el Taller de Microrrelatos de Abusu a partir de obras artísticas originarias del taller de Zubietxe
Etiquetas:
boxeo,
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miércoles, 28 de febrero de 2018
Mis favoritos/40
imagen tomada de la red
Chimamanda Ngozi, (Enugu, 1977) es una escritora nigeriana, conocida sobre todo el manifiesto "Todos deberíamos ser feministas", que popularizaron algunas actrices estadounidenses a través de camisetas con el mensaje "we should all be feminist"
Quizás para un público europeo pueden ser reivindicaciones caducas, pero no es así en un contexto nigeriano. De sus publicaciones, destacaría la novela "Americanah" porque ahonda en las señas de identidad, en la emigración y su capacidad adaptativa. Además su estilo es fresco y sin rodeos. Muy directo.
Quizás para un público europeo pueden ser reivindicaciones caducas, pero no es así en un contexto nigeriano. De sus publicaciones, destacaría la novela "Americanah" porque ahonda en las señas de identidad, en la emigración y su capacidad adaptativa. Además su estilo es fresco y sin rodeos. Muy directo.
El hilo conductor es la historia sentimental de Ifemelu y Obinze. Ifemelu representa el espíritu inconformista, contradictorio y pasional. Obinze la contención, el orden y la corrección. . Ifemelu, dada la inestabilidad de su país, decide completar sus estudios en Estados Unidos, gracias a una beca. Obinze, más tarde, hará lo mismo pero en Gran Bretaña. Un desagradable episodio que avergüenza a Ifemelu le lleva a tomar la desagradable decisión de cortar la relación con Obinze. Hasta que decide volver a Nigeria.
Americanah cuestiona el estilo politicamente correcto, que no oculta la enorme diferencia interracial que todavía subsiste. Como dice la protagonista "No me dí cuenta de que era negra hasta que llegué a Norteamérica" El efecto desgarrador y a la vez enriquecedor de la emigración, la sensación de no pertenencia y el sentirte distinto entre los tuyos, son situaciones que veremos a lo largo de la novela.
Americanah cuestiona el estilo politicamente correcto, que no oculta la enorme diferencia interracial que todavía subsiste. Como dice la protagonista "No me dí cuenta de que era negra hasta que llegué a Norteamérica" El efecto desgarrador y a la vez enriquecedor de la emigración, la sensación de no pertenencia y el sentirte distinto entre los tuyos, son situaciones que veremos a lo largo de la novela.
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