Un cuento contemporáneo
Aquella noche, los ciudadanos de Cindinero atraídos por los fastos y las luces brillantes, osaron acercarse a los dominios de Aquísihay, quedando boquiabiertos de asombro. Al verlos a través de las ventanas, los respetables señores se sintieron molestos y como pillados en falta, lo que les disgustó: ellos eran personas amables y educadas.
Pero hete ahí que uno de ellos, apodado el Gran Príncipe, obstinado en reparar el daño, pronunció las palabras mágicas:
Aquella noche, los ciudadanos de Cindinero atraídos por los fastos y las luces brillantes, osaron acercarse a los dominios de Aquísihay, quedando boquiabiertos de asombro. Al verlos a través de las ventanas, los respetables señores se sintieron molestos y como pillados en falta, lo que les disgustó: ellos eran personas amables y educadas.
Pero hete ahí que uno de ellos, apodado el Gran Príncipe, obstinado en reparar el daño, pronunció las palabras mágicas:
- Más caída de mercados, más crisis, paro y vigilancia.
Y viendo todos que la retórica les era simpática, entonaron una carcajada única y resonante que hizo retroceder a los intrusos.
Un micro muy indignado y muy real. Me encantan los nombres de tus países.
ResponderEliminarUn saludo
Lo he retocado algo y le he puesto fotillo. Gracias por ver y leer,
EliminarBesitos,
Ana
Estoy de acuerdo, es muy real y me pasa como a Paloma, me gusta el nombre del país.
ResponderEliminarBesitos
Valdría perfectamente para el nuestro, convertido en dos autonomías ¿no te parece?
EliminarBesitos,
Ana
Felices cual perdices haciendo de su capa un sayo. Ni vergüenza tienen.
ResponderEliminarAbrazos solidarios.
Ni tendrán, Lolita.
ResponderEliminarGracias por la visita,
Ana
Ah, que ya lo habías hecho y yo no lo vi. Me gusta mucho esta simplificación de la mierda en la que vivimos. Parece hasta fácil.
ResponderEliminarAbrazos