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martes, 17 de diciembre de 2013

Paleolítico

Quizás mañana cuando despierte el mono sienta un hambre voraz, de esas que no se sacian con frutas o raíces. Tal vez entonces comience a mirar con otros ojos a la ardilla que le roba o al bicho que sisea  y que un día le mordió la mejilla dejándolo al amparo de un sueño extraño. A lo mejor aprieta los dientes, me agarra y espoleado por la ira, me lanza a la cabeza de la serpiente que se acerca. Asestará un golpe fatal, se comerá al bicho, conocerá el placer de la masticación carnal. Despertarán la bilis y los jugos gástricos adormecidos. Descubrirá el poder de su muñeca. Me buscará, satisfecho. Y cambiaremos el mundo.