Y se esconden aquí, arrimados a la sombra, emborronando papeles.
Bitácora de Ana M. Blanco
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martes, 17 de diciembre de 2013
Paleolítico
Quizás mañana cuando despierte el mono sienta un
hambre voraz, de esas que no se sacian con frutas o raíces. Tal vez entonces
comience a mirar con otros ojos a la ardilla que le roba o al bicho que
sisea y que un día le mordió la mejilla
dejándolo al amparo de un sueño extraño. A lo mejor aprieta los dientes, me
agarra y espoleado por la ira, me lanza a la cabeza de la serpiente que se
acerca. Asestará un golpe fatal, se comerá al bicho, conocerá el placer de la masticación carnal. Despertarán la bilis y los jugos gástricos adormecidos. Descubrirá el
poder de su muñeca. Me buscará, satisfecho. Y cambiaremos el mundo.
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