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lunes, 8 de julio de 2013

Los tres olmos

 Circulo a media velocidad. Repaso el paisaje como una rutina más: la casa de Avelina, el puente de madera, la fuente vieja y el desvío a la derecha. Los frutales de Maruja  y los tres olmos. Siento un malestar, como una punzada. Bajo del coche. Con la mano en la frente, oteo el horizonte. Está más abierto. Descubro una ausencia; los tres olmos. 
  Los tres olmos son parte del memorial de infancia y verano. Mío y de mis hermanos. Cada uno tenía su olmo. Ya sabes cuántos somos. Jurábamos promesas abrazados a sus troncos. Nos enterrarán bajo estos olmos, sentenciábamos.
 Olmos simétricos, olmos añosos que marcaban lindes de parcelas. Olmos topográficos; allí a la derecha de los tres olmos, cerca del camino que lleva a los tres olmos.
Olmos por los que silva el viento, cercenados a navaja para rubricar amores. Olmos desaparecidos a corte de sierra mecánica. Sin previo aviso. Talados para siempre, como nuestro reposo a su sombra.

2 comentarios:

  1. Ana, un microrrelato evocador y nostálgico que viene a mostrar lo rápido que nos olvidamos cuando se trata de construir. ¡Cuánto daño ha hecho la burbuja inmobiliaria!

    Buen micro de despedida.

    ¡Buenas vacaciones!

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    1. En este caso no fue la burbuja, sino el dueño del solar que los taló porque se estaban pudriendo pero me ha hecho gracia tu comentario, podía haber sido así. Besos, Nico

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