Y se esconden aquí, arrimados a la sombra, emborronando papeles.
Bitácora de Ana M. Blanco
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jueves, 26 de mayo de 2011
Pesquisas a la muerte de Pablo Gonz.
La pistola con el dedo todavía en el gatillo, el estupor de la asistenta y el desconsuelo de la esposa indicaban que se trataba de un suicidio. Pero unas tijeras en el cubilete del escritorio y un callo en el dedo corazón de la otra mano, desvelaban el perfil de un asesino descuidado o que no conocía demasiado a su víctima.
martes, 3 de mayo de 2011
Olvidados
Es media tarde en el pueblo junto al lago. En la pequeña tienda de Sebastiano, un turista rezagado entretiene la espera entre carísimas corbatas y pañuelos de seda. Tiene acento francés. A Sebastiano se le nubla la vista y se le acalora la frente. Suenan los motores del ferry y el extranjero marcha con andar precipitado. El trance ha pasado y el hombre cierra la tienda. De vuelta a casa, se contempla en el lago que guarda su secreto. Hace tiempo que otro extranjero le descubrió su sombra. Lo curioso es que nadie preguntó por él. Ni por los que vinieron después. Desde entonces Sebastiano malvive entre el deseo y la conciencia. Cuando el deseo le vence, marcha a descansar a la Riviera para volver atrapado entre negras pesadillas. Se sentiría más aliviado si alguien preguntara por ellos.
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